·· por Eva Torres Belinchón ··
Artículo publicado en la revista Cuadernos de psicomotricidad, Nº. 56 (Junio), 2019, págs. 16-20.
Qué entendemos desde la PPA por Aseguración y por Reaseguración. Similitudes y diferencias
Con motivo de la reciente realización de mi memoria como aspirante a formadora Asefop, tuve la oportunidad de escribir y repensar sobre los conceptos teóricos que titulan este artículo: la aseguración y la reaseguración, (o aseguramiento y reaseguramiento según la matizada traducción de la última publicación de Bernard Aucouturier).
¿Se asegura, o se reasegura?, ¿sería aseguración, o reaseguración profunda?, son preguntas habituales que formulan las personas en formación fundamentalmente cuando comienzan a realizar sus prácticas de manera autónoma. Momento en el que han de situar en el aquí y ahora de la acción y la relación con los niños y las niñas, en la sala de psicomotricidad, los contenidos teórico-prácticos y actitudinales que fundamentan la Práctica Psicomotriz Aucouturier.
No obstante, la dificultad que manifiestan algunas personas en formación no sorprende, pues es fiel reflejo de la confusión que genera el significado de ambos conceptos en su traducción al castellano, lo que puede generar disparidad en la trasmisión de su sentido.
Ciertamente, las dos referencias bibliográficas en las cuales podemos consultar el significado de aseguración y reaseguración, Los fantasma de acción y la práctica psicomotriz (2004), y Actuar, jugar, pensar (2018), parecen contradecirse en ocasiones. Así me lo hizo llegar una alumna de la cual fui tutora y que me pidió, durante la realización de su memoria, que le aclarase la confusión que tenía en relación a estos conceptos.
Durante mi formación, fue de una gran ayuda y riqueza asistir a los seminarios que Bernard Aucouturier impartía en mi escuela de referencia, Cefopp. Dos veces al año teníamos la oportunidad de escuchar, preguntar, supervisar, redescubrir… los matices y singularidades que entraña su teoría. Junto con los seminarios teóricos propios de la formación impartidos por Mary Ángeles Cremades, estos encuentros con Bernard fueron las bases teóricas que cimentaron mi propio discurso de la PPA, discurso que todavía sigo integrando y redescubriendo.
Así pues, durante mucho tiempo he acudido con más frecuencia a mis propios apuntes de la formación y de los seminarios como fuente de consulta, que a las dos últimas publicaciones de Aucouturier, en relación a los conceptos que titulan este artículo. Sin embargo, lo que cuenta, por visible y accesible es lo que se publica, y es con eso con lo que tenemos que trabajar, pues forma parte de la bibliografía básica de la formación en Práctica Psicomotriz. He aquí, por tanto, mi granito de arena en aras de clarificar estos términos.
Voy a exponer lo que yo entiendo por aseguración y reaseguración, y lo que explico a las personas en formación.
Ambos términos tratan de definir los mecanismos que el niño o la niña pone en marcha para calmarse ante un malestar o angustia, generador de un estado de tensión corporal. He aquí la semejanza.
Lo que les diferencia es la vía a través de la cual van a recuperar ese estado de calma necesaria. La diferencia radica en la presencia del objeto real o el objeto simbólico para conseguir su fin: tranquilizarse. Entiendo que lo que Bernard Aucouturier refiere por aseguración o aseguramiento en su teoría, es cuando el niño ante una situación que le atemoriza busca a sus padres como figuras de seguridad, objeto real. Se lanza a los brazos de mamá o papá para recuperar su seguridad, para asegurarse, se asegura. Sin embargo, cuando el niño está solo, sin la presencia de sus referentes de seguridad, buscará un objeto, una acción, una postura que le lleve a la calma y mitigar la angustia. De esta manera, consigue encontrar algo que representa la seguridad para conseguir la calma. Una seguridad construida previamente con el otro, gracias al otro, y que ha interiorizado. Eso que representa la seguridad, es del orden de lo simbólico: un osito, trepar la espaldera, tumbarse en el suelo, por eso en este caso el niño se reasegura.
Una de la frases que siento que abanderan la formación es que el niño, la niña, se reasegura en la acción, por eso deseamos que se muevan, que actúen, y nuestra propuesta metodológica se basa en la acción, porque sostenemos que los niños y las niñas maduran a través de la acción. Quizá se podría añadir que gracias a que las niñas y los niños se aseguran, o más bien, son segurizados a través de la calidad de relación que establecen los padres, podrán encontrar, más adelante, mecanismos de reaseguración, es decir, reproducirán acciones que representan la seguridad vivida anteriormente en la relación, la cual ha sido interiorizada: coger un osito (objeto transicional que según Winnicott representa la relación afectiva con el entorno maternante), pero también trepar hasta lo alto de la espaldera o tumbarse en el suelo buscando recogimiento o envoltura. Y así llegaríamos a la base del concepto de fantasma o fantasía de acción, pues como afirma Aucouturier la reproducción de la acción es el pivote sobre el cual se articula la actividad fantasmática.
Lo que se deduce de esta teorización de Bernard Aucouturier, es que la reaseguración o reaseguramiento es mediatizado por algo simbólico, y la aseguración o aseguramiento se consigue a través del objeto de seguridad real, los padres, el maestro, la psicomotricista. Concluyendo, los niños y las niñas seaseguran en la relación y se reaseguran en la acción, (frase trabalenguas que resume el significado de estos conceptos propios de la PPA, no siempre bien clarificados tras el esfuerzo de traducción y acomodación del francés al castellano).
Estas palabras parecen estar en mayor sintonía con la explicación que hace Aucouturier en su última publicación, Actuar, Jugar, pensar (pág. 64), sobre ambos conceptos: empleamos este concepto de reaseguramiento haciendo referencia al concepto de re-presentación. El reaseguramiento es siempre del orden simbólico, como la representación. En efecto, cuando el niño siente miedo en presencia de los padres, se precipita a sus brazos y éstos poseen los gestos y las palabras para darle seguridad. Es así que se alivian sus tensiones y su emoción, pero cuando el niño tiene miedo en ausencia de sus padres, se precipita hacia su osito al que abraza para darse seguridad. El osito tiene entonces una función simbólica de aseguramiento; se trata de un reaseguramiento simbólico.
Con la frase final de esta cita, Aucouturier matiza y nos pone en la pista de la progresiva conquista que hace el niño y la niña hacia sus propios procesos de reaseguración, los cuales pasarían por el espacio transicional que supone la utilización del osito para evitar la angustia.
Y lo hace, poniendo claridad al diferenciar que el osito, siendo un objeto real tiene una función de reaseguramiento.
Si pensamos en el osito como objeto real, en el sentido de tangible, susceptible de ser achuchado, besado, mordido, lanzado…., tiene una función de aseguramiento. No obstante no es el osito en sí mismo (objeto real) el que ofrece la seguridad, como lo daría el objeto real persona (madre, padre, profe, psicomotricista…), sino es la dimensión simbólica del osito la que lo proporciona, es decir, la seguridad afectiva que re-presenta como objeto simbólico que es.
Tal y como trata de ilustrar la imagen reconocemos una evolución de esos mecanismos de reaseguración o reaseguramiento que el niño y la niña ponen en marcha para reencontrar la calma, que evolucionarían desde un objeto simbólico material, u objeto real con función simbólica (osito, trapito, chupete…), hacia otras formas de simbolización de esa seguridad a través de la movilización del cuerpo en el espacio, es decir, a través de su propia acción. Cada momento madurativo se corresponde con ciertas maneras de reaseguración ante la angustia, desapareciendo algunas para dar paso a mecanismos de reaseguración más evolucionados y ajustados a la edad, constituyéndose de esta forma un recorrido progresivo de introyección de la seguridad interna.
Esto lo vemos claramente en la sala de psicomotricidad cuando las niñas y los niños pasados unos minutos de sesión, van despojándose de sus objetos de apego, los cuales abandonan en cualquier sitio, porque han encontrado en la acción las sensaciones de unidad corporal que les garantiza suficiente seguridad para desenvolverse en autonomía. En palabras de Aucouturier, el niño va a encontrar en él progresivamente procesos de reaseguración que le permitirán soportar la angustia de pérdida y la culpabilidad que siente hacia el entorno maternante (culpa generada por la agresividad que siente hacia la madre, derivada de los momentos de ausencia, malestar o desajuste en la calidad de los cuidados engramados en su memoria corporal). De aquí surgen los llamados juegos de reaseguración profunda cuya función es amortiguar tanto la angustia, como el exceso de culpa, con el fin de evitar ser destruido o negado.
Y sigue, los juegos de reaseguración profunda aparecen antes del tercer año de vida y reaparecen incluso toda la vida. Algunos de ellos son: construcción-destrucción, reunir-separar, abrir-cerrar, equilibrio-desequilibrio-caída, envolverse-ser envuelto, esconderse-aparecer, ser perseguido-perseguir, identificarse con el agresor… Y también todos los juegos que implican profundamente la dimensión sensorial y motriz, por la estimulación laberíntica, propioceptiva y kinestésica que proporcionan, denominados juegos sensorio-motores, tales como subir, bajar, saltar, trepar, deslizarse, colgarse, balancearse, rodar, voltear, saltar en profundidad, etc., los cuales permiten perder los límites manteniendo la sensación de ser un todo unificado.
En ocasiones nos encontramos niños y niñas con ciertos mecanismos de reaseguración de la angustia mantenidos a lo largo del tiempo, los cuales podrían convertirse en señal de alarma. Éste sería el ejemplo de los niños y niñas que entran en verdadera angustia cuando son despojados de sus objetos de apego. En este caso habría que tener en cuenta diferentes variables personales, familiares y contextuales para determinar una posible dificultad en el desarrollo del niño o niña en cuestión.
Esto me hace recordar, la cantidad de niños que han pasado por mi sala de psicomotricidad con excesivo apego, a sus objetos de seguridad. Recuerdo concretamente un niño cuya actitud cambiaba radicalmente al tener o no tener su trapito de seguridad, situación que se mantenía en el tiempo sin índices de evolución. Y es que lo que en un principio puede parecer un mecanismo de reaseguración, puede ser desvelado a la larga como una pseudo-reaseguración, o una falsa reaseguración, pues en vez de generar seguridad y autonomía, es algo que genera dependencia y encierra. ¿Quizá nos acercamos al término que Lacan refiere como goce, por la pérdida de libertad que genera?
En todo caso, estas actitudes son señales de alarma que pueden ser traducidas en la mayoría de las veces como una inmadurez afectiva, que gracias a una observación atenta pueden alertar, con al fin de anticipar y prevenir futuras dependencias en el adulto. Dependencias, que comprendidas desde la mirada psicodinámica de la que se nutre teóricamente la PPA, tienen origen en la construcción del vínculo de apego.
Como conclusión, tal y como plantea Aucouturier en su última
publicación, ¿Cuáles son los recursos
simbólicos que tiene el niño para evitar el miedo de ser destruido y
abandonado? El primer recurso es el objeto transicional y luego vendrán los
juegos de reaseguramiento profundo. La condición para que el niño pueda
desarrollar y hacer uso de estos mecanismos de reaseguramiento profundo,
mecanismos de acción, es que haya vivido, integrado, engramado una calidad en
los cuidados recibidos, es decir, una
relación suficientemente buena, con
un adulto presente, atento, disponible, que haya sabido manejarse en la
dialéctica de cercanía-lejanía, presencia-ausencia ajustada a cada momento del
desarrollo que como especie necesitamos para construir un psiquismo saludable.
Fuentes de consulta:
- Apuntes de la formación en Práctica Psicomotriz educativa, reeducativa y terapéutica Aucouturier. Cefopp.
- Aucouturier, B. (2004) Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Barcelona: Graó.
- Aucouturier, B. (2018) Actuar, Jugar, pensar. Puntos de apoyo para la práctica psicomotriz educativa y terapéutica. Barcelona: Graó.
- Aucouturier, B. La originalidad del niño. VI Jornadas D’educació infantil a Menorca. 2011.
- Cremades, M.A. en funciones de supervisión de este artículo.
- Cuadernos de Psicomotricidad. Bernard Aucouturier. Monográfico. Nº 36- 2ª época. mayo 2009
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